Oraciones Libro Rojo

Por muchos años, antes del Concilio Vaticano II, se utilizaba un libro de oraciones para las oraciones diarias. Ahora, el Oficio Divino se reza en todos los Cenáculos. Estas oraciones, algunas de las cuales son de los primeros años de la Comunidad, fueron compiladas en un libro y publicadas en 1965. El contenido fue autorizado por el Cenáculo General en 1961 y aprobado por el Consejo General en 1964.

He aquí algunas de estas oraciones, para varias ocasiones, que pueden ser útiles en sus oraciones personales o comunitarias.

Oraciones matutinas:

Oh Dios, nos encontramos ante tu augusta presencia. Sabemos que nos ves, nos escuchas y que conoces nuestros pensamientos y deseos, incluso conoces los sentimientos más íntimos de nuestros corazones. Sabemos que nos escuchas y que te dignas escuchar nuestras oraciones. Concédenos tu gracias para ofrecértelas con tal fervor que podamos contar con las bendiciones de tu bondad y misericordia.

Oh Dios, quien nos has traído seguros al comienzo de este día, por tu gracia protégenos de caer en pecado durante este día. Concédenos que durante este día te podamos conocer, amar y servir más y más, y por tu misericordia concédenos que nuestros pensamientos, palabras y acciones, guiados por tu poderosa ayuda, tiendan al cumplimiento de tu santa voluntad. Amén.

Por el Cenáculo Misionero:

Oh Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, dígnate bendecir tu familia del Cenáculo Misionero. Concede que todos aquellos que estén bajo su cuidado nunca se aparten de tu gracia, que nunca se alejen de la fe, sino que ellos y nosotros alcancemos el gozo de la vida eterna.

Oh Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, bendice nuestros niños, guárdalos de todo daño del alma y cuerpo; bendice nuestros Cenáculos Misioneros, nuestras escuelas, nuestros noviciados, santuarios, peregrinaciones, revistas y campañas, nuestros centros de catequesis y de retiros, y las obras que dirigimos.

Oración por los enfermos:

Dios todopoderoso y eterno, salvación eterna de aquellos que creen, escúchanos a nombre de nuestros enfermos por quienes imploramos el auxilio de tu misericordia que, restaurados en salud, puedan darte gracias, en tu Iglesia, por el mismo Cristo nuestro Señor.

Oremos por las vocaciones y por el éxito de las iniciativas del Cenáculo Misionero:

Oh Dios, quien quiso que todos se salvasen y que lleguen al conocimiento de la verdad: Te suplicamos que envíes obreros a la cosecha y concédeles hablar tu palabra con toda confianza; que tu palabra sea esparcida y comprendida, y que todos los pueblos te conozcan, el único Dios verdadero y a aquel que has enviado, Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, quien vive y reina contigo por los siglos de los siglos. Amén.

 

 

Oración por nuestros benefactores:

Que sea de tu agrado, Oh Señor, recompensar con la vida eterna a todos aquellos que en tu nombre nos hagan el bien. Amén.

Por la paz, la unidad y la caridad entre nosotros:

Santísima Virgen del Cenáculo, nuestra Madre, María Inmaculada, consíguenos, imploramos humildemente, los dones del Espíritu Santo, de modo que podamos vivir en caridad y perseverar unidos en la oración, bajo tu dirección y enseñanza, para la mayor gloria de Dios, que podamos trabajar en palabra y obra por la salvación de almas y merecer entrar a la vida eterna.

Oh, Nuestra Señora del Cenáculo, acompáñanos gentilmente en nuestras necesidades actuales y socórranos con tu poder, para que Dios Todopoderoso nos conceda, a través de tu intercesión, el favor que suplicamos. Amén.

Oración a San José:

Oh glorioso San José, fiel seguidor de Jesucristo, a ti levantamos nuestros corazones y manos para implorar tu poderosa intercesión para obtener del bondadoso corazón de Jesús todas las ayudas y gracias necesarias para nuestro bienestar espiritual y temporal; particularmente la gracia de una buena muerte y el favor que ahora imploramos. (Pedir con fe el favor implorado).

Oh guardián de la Palabra Encarnada, nos sentimos animados con la confianza de que tus oraciones por nosotros serán gratamente escuchadas ante el trono de Dios.