Oraciones Vocaciones
Te damos gracias, Señor, por el don de la vocación, por habernos llamado a ser tus siervos y, en el espíritu del Padre Judge y de San Vicente de Paúl, de ser siervos de aquellos con quienes ejercemos el ministerio. Ayúdanos a apreciar siempre este don siendo celosos en la proclamación de tu reino. Concédenos la sabiduría para reconocer las necesidades y los dones de aquellos a quienes hemos sido enviados a cuidar, especialmente los pobres y abandonados. Ayúdanos a ser sencillos en nuestras vidas, castos con nuestras amistades y humildes al responder a los que has enviado para guiarnos. Que nuestro ministerio, Señor, sea una luz que atrae a otros a servirte. Que nuestras vidas manifiesten el júbilo de tu amor y misericordia y que, en colaboración con tu gracia, atraigamos a otros a unirse a nosotros como Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad, miembros de una familia misionera que considera a Dios nuestro Padre, a Jesús nuestro hermano y al Espíritu Santo nuestra vida misma. Bendita sea esa santa e indivisa Trinidad, ahora y por siempre. Amén.
Señor, has llamado a los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad a servirte en el espíritu del Padre Tomás Judge, su fundador, y de San Vicente de Paúl. Que se les conceda ser siempre fieles a esa vocación siendo verdaderos servidores de los que reciben su ministerio. Te rogamos que le concedas la sabiduría para reconocer las necesidades y los dones de aquellos a quienes sirven, especialmente los pobres y abandonados. Inspira y fortalece a estos hombres, dedicados a través de los votos, a ser sencillos en sus vidas, castos con sus amistades y humildes en su obediencia al llamado del pueblo de Dios. Señor, permite que sus vidas reflejen el gozo de tu amor y misericordia. Que ellos, en colaboración con tu gracia, atraigan a otros a unirse a ellos como Siervos Misioneros, como miembros y asociados; todos perteneciendo a la familia que te llama Padre, a Jesús como un hermano y al Espíritu Santo como su propia vida. Bendita sea esa santa e indivisa Trinidad, ahora y por siempre. Amén.